Todas las personas cambian cuando sufren diferentes experiencias. El cambio puede ser muy sutil, aún desapercibido, pero es inevitable. En un encuentro interpersonal, un participante percibe a la otra persona y a sí mismo en una forma nueva en esta relación mutua. En la situación de entrevista, concretamente, existe un deseo conciente de presentar una imagen favorable de nosotros mismos; en grado en que uno perciba lo que realmente le está presentando la otra persona, logrará una mayor comprensión tanto de sí mismo como de la persona a quien entrevista. Esta comprensión es el requisito indispensable para el crecimiento.
Estos elementos están íntimamente relacionados. Cuando los participantes en la entrevista se acepten uno al otro como individuos, los canales de comunicación estarán abiertos de tal manera que la información se transmita con facilidad. La posibilidad de abrirse a nuevos estímulos y percepciones facilita el cambio en el modo de pensar y por lo tanto aparece el aprendizaje. La resolución satisfactoria del problema que se está tratando produce una sensación de interés mutuo. Por último, cuando estos requisitos se dan, ambos participantes contarán con una mayor comprensión y respeto, tanto de sí mismos como de la otra persona.
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